viernes, julio 01, 2016

#30díasdeescribirme Dia 2: Escribi un fragmento de tu autobiografia y menti en algunas cosas

Una Navidad, 25 al mediodia, año 1987, fuimos a almorzar a la casa de mis tios Ana y Chato, como siempre. Ahí nos juntabamos todos los primos a jugar. Era una fiesta. Jugabamos al tenis con unas viejas raquetas de mi tío, hechas con madera,  en la calle y nos corriamos si venia un auto. Se sumaban los vecinos y la calle Estrada se transformaba en el Lawn Tenis.
A la tarde, bastante tarde imagino, regresamos a casa para encontrarnos con una desagradable sorpresa. Mama puso la llave en la cerradura de la puerta, dio dos vueltas, empujo la puerta de madera, que solía hincharse por la humedad y dentro de la casa todo parecía igual a como la dejamos para ir a almorzar, pero algo se presentía. Algo faltaba. El televisor Grundig “Caro pero el mejor” no estaba en su correspondiente mesa. Por la puerta del costado, que va al patio nos habían entrado a robar y se llevaron el artefacto mas moderno de la casa, codiciado por muchos y que nosotras teníamos la suerte de tener. Y algo mas. Mi bicicleta. Que no era para nada codiciada. Era la bicicleta mas fea del barrio. Verde oscura, con un caño recto (“bici de varones”) y totalmente no-anatomica. La costumbre de mi mamá era comprarme todo grande para que lo use durante mucho tiempo, mientras crecía. La regla aplicaba para la ropa, pero la uso con la bici también. Por lo tanto, cuando me la compro yo llegaba a los pedales, pero el largo de mis brazos no llegaba al volante. Que arreglo hicieron mi mamá y el bicicletero del pueblo?: “le cortamos el asiento de este caño, lo pegamos mas adelante por unos meses y cuando crezca lo ponemos de nuevo en la posición original”. Un mamarracho. No solo que los pedales quedaban atrás de mi cola haciendo muy difícil el pedaleo, sino que ademas, el caño original de la bici me lastimaba. La nueva y brillante solución de mi mama fue ponerle una toalla enroscada y ajustada con una gomita. Yo no entiendo como mi mama fue tan pero tan inteligente y estética en muchos aspectos de su vida, menos con mi primera bicicleta. Yo era una nena que quería una bicicleta norma!. Quería poder presumir de mi nave!
Y los ladrones se habían llevado mi bicicleta. Se llevaron mi bicicleta?? No sabia si llorar o ponerme contenta. Claro que un robo, a tu casa, mientras no estas, habla de una invación perturbadora y llena la cabeza de interrogantes en relación a la seguridad, a la confianza y a muchas cosas mas. Pero yo tenia solo 7 años y había muchas cosas que no comprendía. Se habían llevado el Grundig y mi bicicleta. Los grandes del barrio no podían creer que habían entrado a robar a nuestra casa y los chicos del barrio no podían creer que se habían robado mi bicicleta!
Terminaba el año y Jose, el bicicletero me presto una bicicleta mientras llegaba otra para mi. Porque en el 87, en el pueblo, las bicis se encargaban y venian con demora y si habias pedido una rosa y te llegaba una azul, era preferible tener una bici al menos, para dar la vuelta a la manzana sorteando todos los obstaculos de la vereda no municipalizada (esto significa que cada vecino hace la vereda a la altura que se le antoja y con las baldosas que mas lindas o baratas le parece) que daba variedad y diversion a los ciclistas. Que nuestros padres nos dejaran ir a dar vueltas a la manzana de enfrente, la de atrás o la de cualquier costado era lo mejor de la semana, porque cada manzana era una pista diferente.
Finalmente, llego mi bici. Roja. Linda. A mi medida. No necesitaba cortar caños ni mover asientos ni tenia caños incómodos.

Muchos días después, con muchos acontecimientos importantes en mi vida de por medio ( alegres como mi cumple de 8, tristes como la partida de mi mama ) fui a jugar a la casa de mis vecinas Ana Laura y Victoria. La casa estaba en un terreno muy largo, que creo yo que llegaba hasta la mitad de la manzana, o mas. Al final del terreno habia una construccion que funcionaba como almacen o deposito de herramientas. Uno de esos espacios “guarda todo” en una casa. Jubamos juntando piedas en la calle y pretendiamos tener piedras preciosas. Las juntabamos en frascos y las guardabamos. Habiamos ido al “guarda todo” a dejar los frascos cuando de repente la vi. Ahí estaba, contra una pared, apoyada, con una toalla vieja y sucia atada a un caño. Mi primera bicicleta, la que tanto odiaba y ahora me hacia llorar, porque me recordaba a mi mama. El dia del robo, habia ido en bicicleta a la casa de mis amigas y habia regresado a casa caminando. Su mama me guardo la bici. Ahí estaba. En mi mente de nena tenia miedo de que mi papa devolviese la nueva bici roja, asi que nunca dije en donde estaba mi bici. No se que paso despues. Nunca me la lleve, pero en mi memoria esa bici es la que mas cosas dice de mi niñez y de mis amigos. 

3 comentarios:

Serendipia Balsámica dijo...

Hola, boludeando por acá te encontré y queria decirte que te quiero mucho!!! besos

cintaescoch dijo...

Ese año, en Marzo, fuiste un dia a mi casa y viste el arbol de navidad aun armado y me dijiste "que? es como la cancion de la Iglesia? "Si cada dia es navidad, si cada dia nace Dios..." Y nos cagamos de risa. Al otro dia lo desarme. Vos seguro que no te acordas. Te quiero Serendipia Balsamica!

Serendipia Balsámica dijo...

jajajaj, me parece que estás haciendo abuso de tu buena memoria de lo mal que funciona la mia, podes decir cualquier cosa que voy a creer que es cierto, como no me acuerdo y vos si!